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Good Torture

Sergio Salazar

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Escenario

¿Cómo es el panorama del oficinista mexicano a 10 años de la crisis sanitaria del 2020? En respuesta a la pandemia del COVID-19, los gobiernos introdujeron medidas en torno a la vigilancia biológica, la censura y la desinformación que tienen un impacto significativo en los derechos de privacidad de las personas. Las empresas en sus esfuerzos por reducir el número de contagios de sus empleados, al haber regresado precipitadamente al trabajo presencial, piden más y más información para el “estricto seguimiento de COVID-19”. En un inicio solo se pedía a los empleados tomar su temperatura, el pulso o la oxigenación; ahora piden también números bancarios, registro de compras, rastreo de qué se hace y a dónde se va fuera de horas de oficina, entre otras cosas personales. La delgada línea entre lo público, lo personal y lo privado ha desaparecido, además, la dependencia tecnológica del ser humano facilita este tipo de prácticas que violan la privacidad por parte de las empresas. ¿Qué se puede esperar del futuro del oficinista mexicano en un entorno laboral que lo coloca en un estado de vulnerabilidad?

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Good Torture es un accesorio que critica el status quo de la oficina en México. Más que presentar una solución, genera un diálogo para cuestionar un futuro consecuente de la urgencia por regresar a trabajar en las oficinas de forma presencial por parte de los grandes corporativos. El uso del accesorio para la oreja es permitido por las empresas y tiene como función dar alarmas al empleado en el momento que, durante sus horas laborales, como parte de los nuevos métodos para el rastreo del COVID-19, la empresa trate de sobrepasar a su información privada. Good Torture identifica estas situaciones y alerta al usuario por medio de frecuencias de sonido que provocan un dolor sensorial significativo para despertar al oficinista de su situación de vulnerabilidad. El accesorio funciona como referencia para entender que los intereses de las empresas están por encima de la salud de sus empleados, haciendo una conexión directa con la realidad que viven millones de empleados al tener que regresar a trabajar presencialmente en una situación que los coloca vulnerables.

Concepto

Good torture es un accesorio de oreja que provoca una crítica al status quo de las oficinas en México. El accesorio da alertas al oficinista por medio del dolor sensorial emitiendo frecuencias de sonido en momentos previos a una sobre exposición de sus datos personales. Esto como recordatorio de que esa información no es estrictamente necesaria para los nuevos métodos de “rastrear“ y “controlar“ el COVID-19 en su espacio de trabajo. El uso del accesorio facial está permitido por las empresas por el costo de los efectos del dolor que se causa a los empleados. El accesorio funciona como referencia para entender que los intereses de las empresas están por encima de la salud integral y seguridad de los empleados.