Workshop_ITESM_MTY_021921

POKER FACE

Ana Cristina Campos

24.jpg

Escenario

Por fin la pandemia de COVID-19 parece algo lejano, se  cumplen 10 años desde que se probó la efectividad de  la vacuna y se ha estado aplicado anualmente a todos  los ciudadanos. Con el miedo de que otra emergencia  sanitaria vuelva a pasar, las grandes empresas extranjeras han estado invirtiendo en tecnologías de salud que  llegaron a desarrollar tratamientos de anti-envejecimiento.  En México se han tardado en llegar, el pasado Gobierno  de México se burlaba de esta tecnología, decía que era  un plan de la oposición para atentar contra su mandato,  que era neoliberal y otras cosas más. Cuando el nuevo  gobierno entró en gestión, al fin estos tratamientos  llegaron al país. Después de casi erradicar por completo la pandemia del COVID-19 en tan poco tiempo, la humanidad  ha tenido nuevas aspiraciones. Tampoco ha habido  guerras significativas o conflictos armados, por  primera vez en la historia pareciera que logramos la  paz mundial. Pero obvio, la primera reacción  del humano ante el logro no es la satisfacción, sino el  anhelo por más1. Es por eso que el rumbo de la ciencia  y la tecnología en la salud es el anti-envejecimiento,  somos dueños de nuestra propia vida y parece que  eventualmente podremos vencer la propia muerte. Las grandes empresas se están aprovechando de esta  tecnología para mantener a sus empleados motivados.

Collage-Final-OfficeFutures-CristinaCAmpos.jpg

Esta es la representación del ganar-ganar en su  máxima expresión, mientras los trabajadores quieren  mantenerse jóvenes para evitar enfermedades, las  empresas toman ventaja sobre ello para abusar de  su trabajo y tener control sobre ellos. Algunas empresas  incluso ofrecen la tecnología anti-envejecimiento como  parte de sus prestaciones y beneficios, otras como  algún tipo de bono para enganchar a los oficinistas con  una elección de Hobson. El mercado se aprovecha de la  misma para crear inseguridades a los ancianos, “¿tienes  canas? Uff!” “¿eres más propenso a enfermarte?”  “Recuerda que eras joven cuando sobreviviste a la  pandemia, pero ya estás chocheando”.  Esta tecnología se ofrece al oficinista como el oro de los  tontos. Mientras los empleados quieren mantener un  trabajo y salario digno con la ilusión de no enfermarse, a las  empresas más que sus trabajadores se mantengan jóvenes y sanos, les interesa que sean parte de un nuevo ritmo  de trabajo más demandante y puedan cumplir su cuota. Entonces, cómo impacta finalmente esta tecnología en  los trabajadores, ¿tendremos que trabajar más? ¿A qué  edad nos jubilaremos? ¿Estudiaremos carreras más  largas? ¿Cómo las compañías aseguradoras cambiarían  sus políticas? ¿Dónde trabajaremos si llega alguien aún  más joven y competente? ¿Qué estaríamos dispuesto a  hacer con tal de mantener tu trabajo?


Concepto

El regreso forzoso al lugar de trabajo por parte de las empresas ha ocasionado que se adquiera la tecnología anti-envejecimiento como una solución inmediata para evitar otra emergencia sanitaria que cuestione la fragilidad del sistema. Las empresas abusan de la tendencia de los trabajadores por buscar mantenerse jóvenes para justificar jornadas laborales largas y pesadas. Para evitar gestos que producen envejecimiento prematuro como arrugas, este artefacto previene que realices expresiones faciales a la vez de que te inserta un químico anti-envejecimiento a manera de suero. Es un accesorio incómodo de usar, pero al oficinista no le molesta no poder reírse o enojarse con comodidad con tal de evitar actitudes que lo envejezcan para poder trabajar más. El prototipo está elaborado en plástico, ensamblado con ojillos metálicos que, a su vez, funcionan como conectores para las mangueras que simulan la entrada del suero.