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POKER FACE
Ana Cristina Campos
Escenario
Por fin la pandemia de COVID-19 parece algo lejano, se cumplen 10 años desde que se probó la efectividad de la vacuna y se ha estado aplicado anualmente a todos los ciudadanos. Con el miedo de que otra emergencia sanitaria vuelva a pasar, las grandes empresas extranjeras han estado invirtiendo en tecnologías de salud que llegaron a desarrollar tratamientos de anti-envejecimiento. En México se han tardado en llegar, el pasado Gobierno de México se burlaba de esta tecnología, decía que era un plan de la oposición para atentar contra su mandato, que era neoliberal y otras cosas más. Cuando el nuevo gobierno entró en gestión, al fin estos tratamientos llegaron al país. Después de casi erradicar por completo la pandemia del COVID-19 en tan poco tiempo, la humanidad ha tenido nuevas aspiraciones. Tampoco ha habido guerras significativas o conflictos armados, por primera vez en la historia pareciera que logramos la paz mundial. Pero obvio, la primera reacción del humano ante el logro no es la satisfacción, sino el anhelo por más1. Es por eso que el rumbo de la ciencia y la tecnología en la salud es el anti-envejecimiento, somos dueños de nuestra propia vida y parece que eventualmente podremos vencer la propia muerte. Las grandes empresas se están aprovechando de esta tecnología para mantener a sus empleados motivados.
Esta es la representación del ganar-ganar en su máxima expresión, mientras los trabajadores quieren mantenerse jóvenes para evitar enfermedades, las empresas toman ventaja sobre ello para abusar de su trabajo y tener control sobre ellos. Algunas empresas incluso ofrecen la tecnología anti-envejecimiento como parte de sus prestaciones y beneficios, otras como algún tipo de bono para enganchar a los oficinistas con una elección de Hobson. El mercado se aprovecha de la misma para crear inseguridades a los ancianos, “¿tienes canas? Uff!” “¿eres más propenso a enfermarte?” “Recuerda que eras joven cuando sobreviviste a la pandemia, pero ya estás chocheando”. Esta tecnología se ofrece al oficinista como el oro de los tontos. Mientras los empleados quieren mantener un trabajo y salario digno con la ilusión de no enfermarse, a las empresas más que sus trabajadores se mantengan jóvenes y sanos, les interesa que sean parte de un nuevo ritmo de trabajo más demandante y puedan cumplir su cuota. Entonces, cómo impacta finalmente esta tecnología en los trabajadores, ¿tendremos que trabajar más? ¿A qué edad nos jubilaremos? ¿Estudiaremos carreras más largas? ¿Cómo las compañías aseguradoras cambiarían sus políticas? ¿Dónde trabajaremos si llega alguien aún más joven y competente? ¿Qué estaríamos dispuesto a hacer con tal de mantener tu trabajo?
Concepto
El regreso forzoso al lugar de trabajo por parte de las empresas ha ocasionado que se adquiera la tecnología anti-envejecimiento como una solución inmediata para evitar otra emergencia sanitaria que cuestione la fragilidad del sistema. Las empresas abusan de la tendencia de los trabajadores por buscar mantenerse jóvenes para justificar jornadas laborales largas y pesadas. Para evitar gestos que producen envejecimiento prematuro como arrugas, este artefacto previene que realices expresiones faciales a la vez de que te inserta un químico anti-envejecimiento a manera de suero. Es un accesorio incómodo de usar, pero al oficinista no le molesta no poder reírse o enojarse con comodidad con tal de evitar actitudes que lo envejezcan para poder trabajar más. El prototipo está elaborado en plástico, ensamblado con ojillos metálicos que, a su vez, funcionan como conectores para las mangueras que simulan la entrada del suero.