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Echo

Mónica Sanchéz

Escenario

¡Feliz undécimo aniversario! Han pasado ya 11 años desde que comenzó la primera cuarentena en el 2020 provocada por el SARS-CoV-2 (Severe Acute Respiratory Syndrome), ahora llamado SAES-Cov-6 (Severe Acute Encephalitic Syndrome).

La vida como la conocíamos antes ha cambiado totalmente. Por un lado, el virus ha mutado, y aproximadamente cada dos años este se hace más fuerte y ataca distintos órganos y sistemas del cuerpo. Hemos pasado ya un largo rato en cuarentena obligatoria, con el objetivo de reducir los contagios y muertes, pero lo único que se ha logrado es que la economía decaiga a gran escala. Por otro lado, se ha presentado un índice sumamente alto de enfermedades y padecimientos, relacionados con el sistema sanguíneo. Estudios han arrojado que esto se debe a un efecto secundario de la vacuna contra el SARS-CoV-2, misma que para mediados del 2022 ya se había aplicado al 98% de la población.

Si bien, el SAES-Cov-6 sigue siendo un virus letal, ahora este se contagia mediante el sonido, aquellos ruidos que son superiores a 40 decibelios generan un medio de transporte para la propagación, el cual entra por el oído medio y ataca el encéfalo, produciendo inflamación en el tejido cerebral, daño neurológico grave y muerte. 

Ahora nos encontramos en un escenario donde la gente se rehúsa rotundamente a que se les aplique cualquier tipo de vacuna o medicamento contra los virus que hay hoy en día, por miedo a que estos presenten efectos secundarios y sean incluso peor que el mismo virus; la sociedad no quiere poner su vida en manos del sistema, y prefieren tomar las medidas necesarias para poder salir al mundo, así sea con mucha incertidumbre y riesgo. Aunado a esto, las grandes empresas y el gobierno han obligado a las personas a salir a trabajar, sin importarles cuánta exposición se pueda tener a los virus, así pues, las personas se ven en la necesidad de tomar medidas extremas para estar seguros y “retomar” sus labores. Esto se vuelve una lucha entre el sistema y las personas.

Concepto

El ruido de los conciertos, el tráfico, la ciudad, e incluso el bullicio de la oficina necesitan ser eliminados, ya que son el mayor medio de transmisión del virus; la comunicación, expresión y protesta de las calles ha cambiado, pues en un mundo silencioso, la vista es el único recurso viable. 

Este wearable aísla el ruido y protege los puntos de contacto más importantes (nariz, boca y oídos); además, debido a la ausencia de comunicación verbal y, en su lugar, el uso de lenguaje de señas, este genera ciertos choques en las manos para garantizar la productividad y tener el control de la misma en las oficinas.