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Titulo

Carlos Avilés

Escenario

Tras profundizarse la incompatibilidad de los países del mundo que pudieron pagar las constantes vacunaciones contra las nuevas cepas de covid y contra los que no, el mundo entró en un desfase que puso la globalización de cabeza. Sumado a eso, las cepas estacionales endémicas de cada país hicieron que el contacto humano internacional fuera frenado indefinidamente.

Desde el segundo año de confinamiento, el enfoque de la tecnología giró en torno a desarrollar herramientas que permitieran virtualizar la vida fuera de casa sin las restricciones que las emergencias sanitarias requieren. Plataformas de networking, entretenimiento, redes sociales, deportivas y productividad se vieron beneficiadas del enorme impulso subsidiado por gobiernos y transnacionales por hacer de la realidad aumentada algo tan similar a la vida real como fuera posible.

El home office pronto reemplazó el trabajo de oficinas físicas y tras una reestructuración a nivel global los trabajadores white collar ahora trabajaban en entornos completamente virtuales desde la seguridad de sus refugios. Los Tech Wearables se volvieron un estándar del mundo corporativo, y a través de entornos pregenerados y controlados por la empresa se pudieron programar ambientes laborales eficientes, sin distracciones y seguros. Sin embargo, la sensación de vacío, incompletitud y falsedad de la nueva realidad provocó trastornos mentales en muchos de los trabajadores, y la constante descarga de impulsos eléctricos fue descubierta como un factor neurodegenerativo que contribuía significativamente al desarrollo de Parkinson y al Alzheimer.

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En el 2028 se descubrió que los neurotransmisores podrían operar sin provocar daños al usuario cuando la frecuencia cerebral corresponde a las frecuencias Delta del sueño REM. El siguiente paso fue inducir a los usuarios a un “coma” laboral para trabajar en el entorno virtual sin los riesgos de estar despierto durante la simulación. Con esta herramienta las organizaciones podrían por primera vez controlar a detalle la productividad y lanzar su alcance a niveles nunca antes vistos, pues la transmisión de información fue más rápida que nunca y además, económica. Desde entonces los trabajadores eran medidos en cuestión de su capacidad cerebral para predecir su desempeño, creando una nueva barrera laboral. Por otro lado, la ONU advirtió que negar empleo a una persona mentalmente capaz por factores humanos era incorrecto, y sentenció que cualquier empresa que incurriera en estas prácticas debería ser sujeta a mayores impuestos para que el estado apoyara al sector poblacional con trastornos psicológicos que los volvían incompatibles con la nueva tecnología.

Concepto

Con la finalidad de colocarse artificialmente por encima del promedio mundial en cuanto a actividad cerebral y por tanto, ser más deseable por las empresas, la gente acostumbra a mezclar estimulantes y microdosis de psicodélicos para sobresalir en el trabajo. En el 2031 la OMS declara una nueva pandemia global de adicciones a los narcóticos y estimulantes.

Por su parte los trabajadores blue collar deben apegarse a estrictas medidas sanitarias y han incorporado a sus trajes Hazmat colores y patrones reminiscentes de un ambiente laboral prepandémico, simulando trajes, corbatas y camisas en sus diseños.

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El proyecto consiste de un casco que protege al usuario de las variantes de COVID19 sin ocultar su rostro. La prenda exagera la necesidad de sentirnos seguros alrededor de otros y critica la privacidad de nuestra salud por medio de un display que muestra nuestro puntaje de salud a la altura de los ojos, haciendo que nos preguntemos qué tan importante es la salud para nuestra interacción con otros.